martes, 30 de octubre de 2007

Un nuevo viaje

Desde alguna parte, entre el amor y el desengaño, los perros de la lluvia os miran con ojos melancólicos, más alla de la cordura. Yo, que soy su compañero cuando los deseos fallecen, os pediría que allí donde los encontraras cuando rugen la tormenta y el olvido, acariciaras su lomo despeinado. Ellos, aunque sigan su camino te llevarán desde entonces sobre su piel.

En este espacio vagabundo, será siempre bienvenida esa caricia.