Islas Cíes, paraiso que se encarama en el mar, burlando a la pesadilla de la urbe, tan cercanas y lejanas de Vigo, latido oxigenado, playa infinita de concha marina y estrella de mar, arena de molusco y sal, agua verdiazulada, simbiosis del cielo, ligera senda, árbol de asombro y cobijo, acantilado de agreste poesía, luna de eclipse en la noche salvaje, barcos de corazones que se buscan, amantes que van, sueños que regresan, arcoiris de tiendas de campaña , luminosa bohemia, guitarras que cantan.
Islas Cíes como rocosos perros de la lluvia, mojados de oceano, siempre deseando un viajero más, otro beso sobre su lomo, pies de caminante en armonía. Para amar, para olvidar, Islas Cíes.
Volveré pronto, esperadme, me queda aún mucho que sentir sobre vosotras, me persigue vuestro hechizo a cada paso, como una mujer hermosa a la que hubiera abandonado. Volveré, y quisiera ser un ave o una flor tal vez una caracola para fundirme dentro de vuestra piel, Islas Cíes.